Como reflejo en mi crónica, ORGULLOSO. Orgullosos de
mi equipo, de ese equipin que hace no mucho estaba a punto del “entierro”, y
que el pasado sábado, con un montón de bajas, se presento en el campo del
eterno rival, ese que viene de primera división y que tiene una gran plantilla,
y demostró que, la pasión, el corazón, el orgullo, la “raza”, la tenemos en
buenas cantidades y, se consiguió un punto, importante, pero sobre todo, lo que
se demostró, es que seguimos EN PIE, no nos doblegaron, más vivos que nunca, y
que seguiremos dando guerra.
Y aunque a muchos les extrañe, les cause sorpresa,
ese gesto del capitán el otro dia,Toché, de enseñar el brazalete de capitán a
la afición rival, y a todo el estadio, tiene un significado mucho mas allá de
logar un punto, aunque sea en el estadio de uno de los favoritos. Y es que hay
se encierra la “rabia” contenida de tantos y tantos aficionados azules durante tantísimos
años, tragando sapos y culebras, sufriendo en silencio, viendo como trataban de
“hundir”, de humillar, a tu equipo, al de tus padres, abuelos, conocidos, y de
aquellos tiempos en los que nos rebelamos, y todos a una fuimos capaces de “reflotar”
aquello que, casi todos, daban por
muerto y “extinguido”. Por eso, esa imagen, y la celebración de todos los
jugadores técnico con los 1200 presentes, y con el resto que no estábamos pero
que lo seguíamos en la distancia, simplemente es un símbolo de que este MUERTO
ESTA MUY VIVO, y de que queda Real Oviedo para rato.
Y el sábado, tras la dolorosa eliminación de la Copa
ante el Numancia, nos presentábamos en la villa marinera asolados por las
bajas, con poco margen para confeccionar la alineación, pero con el “alma”
oviedista, y el que ha inculcado Anquela. Y repetíamos defensa de Liga, con
Cristian y Cotugno en los laterales, y verdes y Carlos en la parcela central,
doble pivote igual con Folch y Rocha, sorpresa en la banda izquierda con Mossa,
en la otra Yeboah, Saúl en una especie de media punta, y adelante Toché. Y la
verdad es que el equipo salió correcto, bien plantado, tocando el balón, y bien
en defensa. Pero a los trece minutos, una falta ingenua, bien parada de
principio por Juan Carlos pero mal defendido luego la llegada de Carmona, que había
sido el encargado de lanzarla, nos ponía por debajo en el marcador. Y nos lo ponía
complicado, porque el Sporting, lo poco que demostró, es que poniéndose por
delante en el marcador y pudiendo jugar
a la contra, está muy cómodo y te puede hacer un “7”. Pero aunque se pusieron
por delante, no fuimos inferiores en nada en la primera parte, y el resultado
se antojaba injusto. Pero no decaímos, en la segunda parte fuimos mucho
mejores, se intento aunque ellos estaban metidos atrás, Anquela hizo todo para
cambiar el sino del partido, dando entrada a Aarón, Linares y Owusu y quitando,
incluso, aun central. Y asi, en un tiro de Cotugno que desvía su portero, el balón
le caía al de siempre, a Toché, y lograba un empate, que como dije, significaba
algo más de un punto. Y su celebración, ya pasa a ser historia viva del oviedismo.
Pasó el derbi, nos reencontramos con la historia 14
años después, pero esto sigue. Y el Domingo otra complicada visita, en esta
caso la del Cádiz, que hasta el momento lo está haciendo fenomenal y marcha líder.
Al equipo se le ve “otra cosa”, tiene mimbres, y esperemos que vayamos
recuperando efectivos y que los últimos en llegar se vayan poniendo a “tono”.
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